
Pocho Láser: la empresa rosarina que grabó su historia a fuerza de trabajo familiar
Desde Ayolas 275, César Acosta nos cuenta cómo nació Pocho Láser en plena pandemia y se convirtió en una referencia nacional en regalos empresariales grabados con tecnología de punta.
Por Claudio Márquez
Pocho Láser, una empresa rosarina que crece a pasos agigantados en el mundo del grabado de regalos empresariales. Su titular, César Acosta, nos recibe en el local de calle Ayolas 275 para contarnos una historia de superación, esfuerzo familiar y visión emprendedora.
—César, contanos cómo nació Pocho Láser.
Empezamos en pandemia, cuando no se podía salir. Vendíamos como podíamos: en bicicleta, en moto… lo que hubiese a mano. De a poco fuimos creciendo hasta que llegó un punto donde los proveedores ya no nos alcanzaban. Entonces, con mi esposa y un compañero del interior, decidimos empezar a fabricar nosotros mismos.
—¿Y cómo se metieron en el mundo del grabado láser?
Arrancamos vendiendo productos y tercerizando los grabados. Pero un día dijimos: “¿Por qué no compramos una máquina propia?”. Y ahí nació Pocho Láser tal como lo conocen hoy. Nos metimos de lleno en los regalos empresariales, y gracias a Dios, desde el principio trabajamos con sindicatos grandes que confiaron en nosotros.
—¿Fue clave el boca a boca?
Sí, totalmente. Uno de los sindicalistas, Miguel, nos ayudó muchísimo. Si alguien dudaba, él llamaba y decía “Cómprenles, esta gente es de confianza”. Eso nos abrió muchas puertas.
—Hoy tienen un local importante en Rosario, ¿qué productos ofrecen?
Grabamos y fabricamos artículos para regalos empresariales. Mates, bombillas, cuchillos, termos, cubiertos... todo personalizado con el logo o imagen que el cliente nos pida. Y no sólo vendemos en Rosario: mandamos productos a todo el país.
—¿Todo lo que venden lo fabrican ustedes?
Los mates de calabaza y los cuchillos, sí, son fabricación propia. Los termos los compramos, pero todo lo personalizamos acá. Tenemos máquinas de grabado láser de última tecnología que nos permiten trabajar muy rápido.
—¿Qué tanto agiliza tener esa tecnología?
Muchísimo. Antes un grabado podía tardar hasta ocho minutos. Hoy, con nuestras máquinas de fibra óptica, lo hacemos en 30 segundos. Eso nos permite entregar pedidos grandes —de 400 artículos, por ejemplo— en cuatro días, cuando otros tardarían veinte.
—¿Cuál es el producto estrella?
Se venden muy bien los cuchillos grabados y los mates térmicos personalizados. Son los preferidos de empresas y sindicatos.
—¿Es una empresa familiar?
Sí, gracias a Dios, trabajamos todos juntos: mi esposa y mis hijos. Eso hace todo más llevadero. Además tenemos un gran equipo que empuja con nosotros.
—¿Tienen venta al por menor también?
Sí, por mayor y por menor. Cualquiera puede venir al local, ver los productos en el salón de exposición y llevarse lo que necesite. Incluso personalizamos en el momento, ideal para quienes vienen desde lejos.
—¿Están buscando nuevos clientes?
Sí. Queremos que las empresas conozcan nuestros productos. Si alguna está interesada, le mandamos una muestra sin cargo. Además, invitamos a quienes quieran revender nuestros productos: pueden arrancar con sólo 15 artículos.
—¿Dónde se los puede encontrar?
En Ayolas 275, Rosario. También estamos en Facebook e Instagram como Pocho Láser. Y si quieren contactarse directamente, pueden escribir al 341 77 92 540.
—¿Cómo enfrentan las crisis económicas que atraviesa el país?
Con más trabajo. Nosotros tratamos de fabricar todo: las etiquetas, los moños, todo. Así bajamos costos y podemos ofrecer un precio más competitivo. Y eso es lo que más mira la gente: calidad, presentación y buen precio.
En un país donde las dificultades son moneda corriente, historias como la de Pocho Láser inspiran. Desde una bicicleta en pandemia hasta una empresa familiar con alcance nacional, César Acosta demuestra que con fe, familia y esfuerzo, es posible grabar un futuro mejor.
Fuente: www.primeraplanarosario.com