
Un conjunto de emociones que gana elecciones
El día domingo se vio un enorme traspié para el conjunto en general de La Libertad Avanza y sus aliados en la provincia de Buenos Aires.
Por Franco Garcia.
Vaticinaron un resultado que, a todas luces, se veía venir en la manera adversa en la que terminó para el oficialismo nacional.
Ganar elecciones en Argentina no es fácil. Hay quienes, particularmente, lo intentaron más de 25 veces con nulos y hasta mediocres resultados. Pero lo que le sucedió a La Libertad Avanza junto al PRO y demás aliados en la provincia bonaerense era algo sumamente evitable.
Es cierto que más del 40% del caudal electoral se encuentra en esa provincia, pero también es innegable la tradición, el arraigo y la coerción que tienen sus lugares más poblados, los cuales también son los más relegados en casi todos los sentidos, siendo estos mayoritariamente habitados por votantes peronistas/kirchneristas.
La jugada de la oposición salió más que redonda. Ni el más optimista creía poder sacar tan amplia diferencia, de casi unos 14 puntos en toda la provincia, que se estiró a más de 20 en algunas localidades en particular. Un fuerte golpe de realidad al armado Karina Milei/Sebastián Pareja, quienes optaron por dejar de lado en las listas a grandes referentes, armadores territoriales e “intelectuales” de las redes libertarias, en pos de candidatos con perfiles bastante nulos y, en algunos casos, hasta polémicos. Otro de los errores fue confrontar directamente con Axel Kicillof en lugar de seguir eligiendo la figura de la expresidenta Cristina Kirchner, quien no pudo competir por estar detenida e inhabilitada para ejercer cargos públicos. Y el más grave, quizás, fue haber nacionalizado una elección provincial.
También la mágica e inesperada “aparición” de los audios donde se enuncian delitos que involucrarían al círculo más cercano del presidente Milei le terminó dando el impulso que le faltaba a una oposición dividida y más que golpeada en el último tiempo, para unirse y crear ese relato, el que ya nadie puede negar tienen harto probado: demostrar que el otro es peor o más peligroso que ellos mismos. Entonces, localidades donde 7 de cada 10 personas no acceden a agua potable, cloaca, gas natural; donde lo común son las calles anegadas por mínimas lluvias, o sin asfaltar en su mayoría; con grandes cantidades de asentamientos irregulares; donde la inseguridad está a la orden del día, se “decidan” por elegir nuevamente a quienes se niegan a resolverles esos mismos problemas hace más de 40 años.
Y ahí es a donde quiero llegar con el título de esta opinión: “el conjunto de emociones que gana elecciones”. Y es que es la manera más simple de definir lo que el peronismo logra en su electorado hace más de 80 años: generar la ilusión de que son la solución del pueblo, ciudad, provincia, país; llenar de esperanza a gente que necesita mantener un norte, para después abandonar a su suerte a sus electores hasta la próxima elección, encontrando en el medio siempre un chivo expiatorio del porqué no logran cumplir sus promesas, y volver con la misma canción y repetir el mismo ciclo una y otra vez. No en vano la batalla es cultural, más que ideológica.
Así que, como dijo alguna vez Mark Twain y luego repitió Ricardo Iorio: “Es más fácil engañar a las personas que hacerles entender que fueron engañadas”.